Si mencionamos a bote pronto la población de El Ejido, la primera imagen que se nos viene a la cabeza es ese insano mar de plástico que conforman los invernaderos que han ido comiendo a bocados terreno desde la década de los 60 del pasado siglo. Sustentando además un mezquino sistema productivo que socava derechos de la barata mano de obra, compuesta en gran parte por temporeros migrantes. No hace falta que recuerde además a quienes pintan ya canas como servidor lo que ocurrió en el año 2.000. Una infame campaña de acoso fascista a esa pobre gente.
Es importante destacar el sustrato social que rodea a este enclave español, considerado la huerta de Europa, visible incluso por satélite. Y es importante porque si abordamos la línea vital de una banda como Convulsions, el contexto es más que adecuado. Es casi normal visibilizar el hartazgo y la sensación de tierra quemada que impulsa a unos jóvenes en 2016 a vomitarlo de alguna manera. Y es a través del estilo más underground dentro de los géneros extremos que nos ocupan siempre. El visceral grindcore. De hecho, el Ejido tiene una pequeña pero contumaz escena extrema digna de elogio.
La hoja previa de servicios de los integrantes de esta banda almeriense (Human Butchery, Rencor, Beneath The Vulture o Proyecto Eskhata) avalan su natural inclinación por los ritmos exabruptamente escarpados e inaccesibles para oídos sensibles atados al mainstream. Este elocuente artefacto titulado “Grindcore not war” es su séptimo regalo discográfico y su bautismo de fuego en el formato de LP. Que ya iba siendo hora después de varios splits y eps con bandas nacionales y extranjeras, como mandan los cánones de este género, más una laureada reputación sobre los escenarios europeos. Incluido el OEF checo. (si esta última referencia no te suena, este no es tu nuevo grupo favorito).
El caso es que aquí los ejidenses retornan con estopa a granel de nuevo bajo el amparo de colegas de máxima confianza. Los sellos Hecatombe records (cómo no, paisanos) y Regurgigated Semen Records. Huelga decir que la producción vuelve a ser cruda y han vuelto a tirar de oficio para lograr la sensación de grabación conjunta en el estudio cuando en realidad se han empleado tres distintos. Dos en España y uno en Noruega (este para las pistas de bajo). Con una acertadísima labor en las mezclas del compañero Álvaro Zamora en su Toxic Noise Estudio. El resultado es obvio. Estos amantes de la vena más purista del estilo (en la línea de los primeros Napalm, Insect Warfare, Repulsion o los más coetáneos Death toll 80K, por poner solo algunas referencias) retornan bajo las premisas del DIY. Tanto por los formatos elegidos para la publicación como por el hecho de que vuelven a poner en su bandcamp el trabajo en descarga digital GRATUITA. Sí. Así. Afán lucrativo cero, chaval@s.
Gestado a fuego lento durante dos años de pandemia y con los miembros del grupo distanciados geográficamente, he de admitir que mi admiración por su propuesta no hace más que ganar enteros. Uno aquí enfila la escucha regodeándose porque estos tipos no se despistan. Conocen su camino. Zapatilla por un tubo y punto. Que te resulta anodino en su conjunto? Déjame decirte que discrepo. Porque el guitarra Héctor y compañía son capaces de cambios de rasante en riffs sin florituras que te deslizan desde páramos groove hasta aceleraciones sabrosísimas con clara ascendencia hardcore punk y powerviolence. Es que es muy punk y raw lo que plantean, pero sin desdeñar el trazo grueso y avasallador en el sonido. No sé muy bien cómo explicarlo (aún recuerdo el estupefacto jeto de mi jefa cuando llegué una mañana a mi curro en coche mientras por los altavoces abrumaba con el espectacular arranque vocal de Campos en la intro de uno de sus anteriores splits, con el tema “En procesión”. Uno de los momentos más gratificantes de mi vida. Jajajaja).
En su primer LP, Convulsions resuelve la brutal ecuación con la eficiencia a la que la banda nos tiene acostumbrad@s, sin sobresalto alguno para cualquier grinder que se precie. 22 temas en 24 minutos. Con todos los asalvajados e imaginables recursos del género. Hay canciones monolíticas que son puro homenaje blast-beatero, como “Puto poser”, “Toubkal” o “Nunca ganas”. Temas amenazantes que amplían el perfil sombrío con el riffeo, como “Sombra eterna” y Fronteras”. O pildorazos festivos con el d-beat conformando parte del muro sónico (“La ley del padrón”, con sampler inicial con la voz del infame rey emérito español incluida, o “La mosca”). Sin olvidar la vocación por el desenfreno en el moshpit en los bolos que va a quedar satisfecha con temas como “Muerte al mainstream” (por si alguien lo dudaba a estas alturas), o “No soy como tú” . Mientras que este collage sonoro adquiere trazas más centradas en contadas veces en el riffeo casi doomie cual aplastante mazo quebrantahuesos. Como ocurre en “Noche agónica” o “Todo habrá acabado” (con sandeces negacionistas climáticas de Ayuso y Aznar incluidas en otro sampler introductorio). Obviamente, sus dos temas más extensos. Con un minutaje que supera los dos minutos y medio excepcionalmente.
En definitiva, Héctor, Samu, Binky y Campos siguen enarbolando con humildad la bandera del grind en este país de pandereta. Gran año para el grindcore. A joyas extranjeras aportadas por Rotten Sound, Chepang u Organ Dealer ahora se suma lo nuevo de estos almerienses que está entre lo mejorcito del panorama, ya no nacional, sino europeo. Pedazo subidón que hayan sacado por fin un nuevo LP. PUTO GRINDCORE puro. CÓMO LO AMO. Observa, critíca y escupe toda la ira posible. THAT´S ALL, grindmotherfuckers!!!!.
JAVI SERRANO
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