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Uada Djinn
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Reseña Uada “Djinn”

Uada Djinn

   -UADA. “DJINN” (2020)-

Señoras y señores, con todos ustedes….el tercer peldaño hacia la gloria de los de Portland. UADA ha vuelto. Tercer disco en seis años de vida de una banda yankee de sonido europeo (y con respaldo del sello alemán Eisenwald Tonschmiede) que hoy en día es uno de los máximos estandartes en la mezcla del black con otras ribeteadas fórmulas metaleras. Y sin prejuicio alguno. Resultado: logran afianzar en su discografía otra muestra más de lo que el género negro pueda dar de sí en cuanto se hibrida con otras fórmulas. Que gana además con las escuchas.

Estos encapuchados juegan en la misma liga de bandas como MGLA o Winterfylleth (aunque estos últimos dan más protagonismo a los estadios atmosféricos y ritualísticos). Tres bandas con un nexo troncal indudable y apasionantes cada una de ellas por separado.

Y ahora….traduzco tan rimbombante entrada. Es posible que para el blacker talibán de toda la vida la banda se pase con las paletadas de color a su lienzo, pero a la persona que sea un poco abierta de mente y al metalero genérico de toda la vida, el fresco resultante le parecerá de un hipnotizante y adictivo perfil. Uada han venido para quedarse.

Aunque este cautivador ser ha mutado un poquito de piel. El dúo (sí, en realidad dúo, porque cambian de bajista y batera más que Toni Cantó de partido) formado por Jake Superchi (voz y guitarra) y James Sloan (lead guitar) han almidonado su propuesta. Pero ojo, nunca en detrimento de su creatividad. Que encumbran por encima de cualquier cosa. Todo esto lo explicaré ahora que entramos de lleno ya en detalle con el redondo.Un redondo de casi 1 horita dispuesta en 6 temas. Con dos que rozan casi los 14 minutos. Ahí es nada.

Abre fuego el tema homónimo del plástico que sirvió de single presentación. “Djinn”. No deja de tener gracia porque su entrada “happy” despista. ¿Esto es black melódico?. Te lo aclaran ellos 20 segundos después (y más a partir del minuto 1), tranqui. Y espera al minuto 4 para encontrarte con la emotividad marca de la casa. Pero aquí el in crescendo viene de un hábitat de heavy clásico muy logrado. Ya vas teniendo pistas de a dónde apuntan.

Segundo round. “The great mirage”. Emergen poderosas las notas sostenidas que los hicieron célebres. Las dobles armonías y el doble bombo matador saludan e invitar a entrar. Pilla asiento y asiste embobad@ también a la línea de bajo a cargo de Verschoor. Buen fichaje. Reverberaciones con el fugaz shriek de Superchi, desde la atalaya, intercalado con susurros. (Aquí un pequeño inciso. A lo largo del plástico echaré de menos las virguerías vocales de Shriek de trabajos anteriores. Ha adoptado un patrón más al uso en el estilo. “Mi no entender”.  Sigo, que me enrollo). Atentos al punteo que sirve como puente para finiquitar uno de los mejores temas del álbum. Escalada serpenteante de ese gran solo hasta tocar cima y depositarnos en otro páramo melancólico. Buen tema, como digo, pero no el mejor. Que en mi humilde opinión se nos sirve en esta diablura de casi 14 minutos titulada “No place here”. Velocidad melódica desbocada de arranque a lomos de blast beats, nen@, que sabemos que lo estabas esperando.

 

Dissection, como magma originario de esta emotividad con desgarro, me viene a la cabeza. Es un tema con claro predominio de la sección rítmica, con un Josiah Babcock a los parches magistral. Muestra un patrón de consistencia ultramelódica abundando en el enfoque clásico que busca el añejo contraste de Uada con los ultrasónicos embistes black. Todo suena fluido. Hasta que irrumpen coros ominosos que acentúan aún más el solemne contraste con el citado embalamiento del combo norteamericano con que el tocas el puto cielo (he de decir que este recurso lo emplean también sus coetáneos Winterfylleth a las mil maravillas). Y como traca final, un recitado que, desde luego, me parece un puto guiño a ese arranque de “The number of the beast” de quienes ya sabéis. Joder. Si hasta el timbre de la voz es igual!! Parece que de un momento a otro va a exclamar aquello de “ Let him who hath understanding reckon the number of the beast, for it is a human number, its number is six hundred and sixty six”. El resto del tema contemporiza y sustancia un riff inolvidable como colofón.

“In the absence of matter” tira de un Superchi que emerge decimonónico para, de repente , herir contraponiéndolo a su shriek respaldado por un riff con sesgo trascendente. Aquí sí, aquí las cuerdas vocales de Superchi muestran ese particular aullido, mezcla de bocanada con inhalación simultánea. Cómo coño lo hace, no lo sé. Pero es particularísimo de él. Lástima que solo lo haga en destellos. Este cuarto tema sorprende menos, está dentro de las coordenadas menos inspiradas del disco. Mal tema? Ni de coña. Uada aún no tienen tema de relleno oficializado. Ojo! que el riff hibridado con la aceleración suena a unos Maiden con cera exorbitada de fondo (sí, segunda vez que los menciono, ya os dije que en este plástico Uada absorbe influencias de sobra conocidas más allá del black metal).

Quinto plato. Camarero, tráigame algo ligerito pa ir finalizando la bacanal, que el estómago ya anda pesadillo. Y al camarero se la suda. Es más. Te engaña vilmente. Imaginas algo de tofu y arroz verde, pero no. En la mesa ves la propuesta “Forestless”. Un chuletón de 900 gramos. Añojo de ternera. Vete haciendo hueco, lind@ gatit@. Lastimero arranque del tema como antesala al despiece congraciado con tus cinco sentidos. Aquí vas a encontrar hasta arábigos guiños en acústico como sustento del fraseo de guitarra principal entre blast beats que acaban en consistentes mid-tempos de heavy clásico sin concesiones. Machacones. Levanta de la silla y quiebra tus cervicales.

 

Vale, ya has echado la pota. Los reflujos te llegan a la garganta. Intuyes hernia de hiato en un futuro próximo. Tranqui. Ya casi hemos llegado al final. “Between two worlds”.  Crematístico ritual de inicio que puede sonarte a las experimentaciones contemporáneas de los Napalm Death. Pero solo eso. Ecos de ultratumba para ambientarte. Salmo de pantagruélica intención cinematográfica desde el fondo de la caverna. Cuenta este tema con el advenimiento más inspirado de Superchi a la guitarra rítmica, siempre dibujando el recuerdo imborrable del fraseo sobre el que Sloan superpone un dispendio de armonías rematadas con exquisito gusto. Los dobles juegos a las seis cuerdas imperan, llegan a un interludio y….growls imponentes de Superchi en clave deathmetalera. A Superchi no le detiene nada en sus capacidades vocales. Es descomunal el arrastre en coordenadas de este otro subgénero extremo.

Uada firma un disco para almas metaleras nada profanas en estilos, sin coartadas. No supera sus dos anteriores lanzamientos e incluso su producción no es tan lograda, pero empuña con pulso firme una decidida apuesta para seguir caminando sin mirar atrás y, lo más importante, sin traicionar su idiosincrasia. Es menos descarnado pero embruja igualmente. Uada significa eso en latín: embrujo. Habéis visto sus directos? Emplean hasta inciensos para trasladarte a lo más profundo y oscuro del bosque. Déjate llevar. Uada.

 

Javi Serrano

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