En Octubre de 2016 un resplandor iluminó las esperanzas de los fans más acérrimos de los Cuervos Negros: Rich Robinson anunciaba la formación de su nuevo proyecto -The Magpie Salute- junto a varios de los que fueron sus compañeros en la sagrada banda. Algunos como el bueno de Marc Ford a la guitarra, Sven Pipien al bajo y el tristemente fallecido Eddie Harsch a los teclados, agrupados con otros de la banda de Rich en solitario, como Matt Slocum, Joe Magistro y el vocalista John Hogg, que ya había trabajado con Robinson en Hookah Brown.
El Saludo de la Urraca (en clara alusión a su ex-banda), debutó con un disco en directo que representaba la idea inicial del proyecto: temas clásicos de los Crowes y versiones, que sin presentar ninguna novedad al respecto suponía un soplo de ilusión para los que veían imposible una nueva reunión de la formación clásica y una forma de saciar las ansias del espíritu en directo que tanto les caracterizó en su buena época.
Mientras se multiplicaban las giras por todo el mundo y acaparaban cada vez más atención de medios y fans, su primogénito vio la luz bajo el nombre de «High Water». Un buen disco en la onda de los últimos trabajos de Rich en solitario que mantenía la esencia añeja de los Crowes pero a la vez sonando frescos, y que viendo los derroteros hippies de la Brotherhood de Chris Robinson, se presentaban como la verdadera alternativa. Buenas canciones, directas y variadas.
Pero tal vez «High Water» se digirió bastante rápido, se esperaba con ansias más material para no parar una maquinaria que prometía carburar a la perfección. Y así, a principios de este mismo año se anunció la salida de la secuela, previsiblemente titulada «High Water II»(la mayoría de las canciones ya fueron grabadas en las sesiones del debut) y para ello nos citaron a todos en Agosto para la edición del 10 pulgadas «In Here», que presentaba una portada bastante significativa respecto al título, con una cabaña abandonada en mitad de algún desierto sureño. Una imagen de máxima complicidad, concentración, encerrados en su ambiente y formando un núcleo duro de cara al futuro.
Una vez escuchado el primer single vía digital (ya que el EP solo se publicaría en USA), no sorprendernos en exceso y reservándonos para el asalto final más adelante con el LP al completo, empezaron a pasar cosas, comenzaron a explotar los rumores… y todos sabemos lo que pasó. La web de la banda desactualizada desde verano, ningún concierto anunciado en meses y a pocas semanas de publicarse el disco, los hermanos Robinson se reconcilian y retoman una estrafalaria versión de los Black Crowes. Y en medio de toda la tormenta mediática, rumores, entrevistas y declaraciones, «High Water II» ve la luz bajo un manto de invisibilidad total, con la decepción palpable del resto de miembros que rapidamente se pudieron a trabajar en otros proyectos.
Por si fuera poco, Rich declaraba a Rolling Stone que: “The other stuff, I made those records. I’m really proud of them. But it’s been put to bed. It kind of started becoming a drag. And I don’t want to deal with the drag. I want music to be fun and joyous”. Con dos c*j*nes. Lastre, arrastre, música divertida…entiendo que haya que vender la reunión, pero no es precisamente todo lo que englobaba a este proyecto ni lo que se veía representado en sus directos. Una visión muy decepcionante por su parte.
Pero centrándonos ya en lo que engloba «High Water II», tenemos un muy buen álbum que por momentos puede superar al debut. Una mejorada producción, más versatil e intensa aunque algo deslucida en cuanto al sonido de las guitarras, que en especial las solistas están muy perdidas y tienen menos peso que en el primer disco en pos de ganar temas más directos y asequibles. Nos topamos con muchos olores y sabores durante la reproducción, desde Skynyrd hasta los Stones, un poco de Blues por aquí, otro de Soul por allá… Desde la Zeppeliana apertura a ritmo vertiginoso llamada “Sooner or Later” con Pipien y Magister llevando la batuta, nos queda claro que son y serán los protagonistas del disco sin duda, destacando en muchos temas y con fuerte personalidad.
“Gimme Something” de hecho destaca por su riff principal de bajo. En pos de la multitud de influencias, la rama Funky se la lleva “Leavin it All Behind”. “In Here” ya la conocíamos, pero a mitad del menú se degusta mejor y se vuelve pegadiza con ese excelente toque Soul de los acompañamientos de viento. Podemos destacar también “Mother Storm” una pieza de Rock sureño añoso y mucha profundidad con voces de Rich, que no es el único que se lanza al micro, pues tenemos una bonita sorpresa en “Lost Boy”, una balada cantada por Marc Ford que le viene perfecta a su estilo.
Hablabla antes de la poca fiereza de las guitarras en esta entrega. Pero si hay algún tema donde destacan es en “Turn it Around”, que guarda los mejores detalles a las 6 cuerdas y un buen juego a la par entre Robinson y Ford. Los más Crowys encontrarán nostalgia en “Doesn ́t Really Matter”, un tema que nos transporta a la etapa «Lions» de la banda madre. Y para los que dudan de la capacidad de John Hogg, su momento de lucidez corre a cargo en “Where is This Place”, el blues que cierra el disco. Practicamente todos los miembros tienen su momento en el juego, lo cual retoma la idea de unión y el afán de compartir el trabajo. Una cohesión que según algunos… ya no existe ni existía. Denle una oportunidad a «High Water II», les hará entretenida más de una tarde.
Lex
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