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Tool «Fear Inoculum»
Creo que pocas cosas en este negocio habían despertado tanta expectación, ansiedad, rechazo y vergüenza en proporciones descendentes durante los últimos 13 años. Probablemente tendríamos que remontarnos a
-Chinese Democracy- de la Axl Rose Band para rememorar algo parecido.
Demasiados parches con Puscifer, ausencia casi total de música por parte de la base rítmica de la entidad y
unos A Perfect Circle un par de escalones por debajo hacía presagiar…nada. Porque no creo que exista
una sola persona en el planeta capaz de aventurar por dónde iban los tiros en esta especie de santo grial
del Rock progresivo moderno.
Como mucho, que sonaría a TooL, algo que se pagaba a 1,01 por euro apostado ya que la propiedad de su
sonido es imposible de comprar y mucho menos imitar. Hasta ahí podría llegar el debate.
En cierto modo todo este tira y afloja, lanzamiento de declaraciones inconcretas, vueltas de tuerca al
concepto y una fecha tan perezosa como un 30 de Agosto me liberaron personalmente de toda presión a la
hora de dar el paso, sólo me preocupé por tener a mi disposición la mejor calidad de sonido posible a la
hora de la verdad y dejarlo estar, pulso el reproductor casi con recelo.
Curioso como de primeras tardo más de 22 minutos (lo que duran los dos primeros temas) en percibir
novedades, algo de frescura más allá de la forma de narrar de Maynard, un pequeño bucle de lo
podrían ser descartes de Aenima y Lateralus.
“Fear Inoculum”(Volcano Enterteinment/RCA) desvanece en progresiones que recuerdan descaradamente a las estructuras de “Schism”,
una eterna intro que amaga constantemente con explotar en canción, como un centro que bordea el área en
forma de disparo y que también podría ser rematado, pero bota alejándose ante la atenta mirada de los
receptores. Intentan luchar contra sus propios demonios, un orador (The Deceiver) que conjura el miedo a
traves del odio, la frustración, las mentiras y cómo salir a la luz para afrontarlo, metáfora de la evolución
de la banda y su lucha por la supervivencia.
“Pneuma” toma el testigo en esta revisión de ideas ya vistas, acordes familiares e historias conocidas para
explotar nuestra espiritualidad, ver la luz. Jones amaga con las primeras descargas distorsionadas y
empieza a jugar poco a poco tensando la canción y cargando de lineas e interesantes rasgados y riffs que
despiertan los primeros taconeos.
Que largo puede hacerse esto, no lo veo claro, que alguien chute a puerta o me pondré nervioso!
Hasta que un oscuro arpegio abre “Invincible” y aquí señoras, la oruga se vuelve crisálida, la mariposa
echa a volar. Rock progresivo hecho arte, intentar seguir siendo relevantes a través de la batalla y su
música, “largo en dientes y alma, anhelando otra victoria… guerrero luchando por permanecer
consecuente”. La canción va llenándose de arreglos y matices por todos lados, endureciendo su concepto
y apoyándose densamente en los ritmos de bateria de Carey en la parte central hasta el clímax conducido
por las maravillosa guitarra de Adam Jones que estalla en un pesado riff que hará las delicias de los más
cabeceadores.
Podría escribir con sangre que amo la técnica de este hombre, el sonido que consigue sacar
a las guitarras es pura debilidad, la contundente producción de Joe Barresi hace el resto.
Probablemente el tema más conseguido del álbum y que muchos ya conocíamos y nos dejó tocados en su
reciente gira veraniega, lo único que habíamos escuchado hasta ahora junto a…
“Descending”. Voces “circlelianas” de Keenan, lineas de bajo marca de la casa, melodías de Jones que
brotan por sí mismas… estamos ante la otra maravilla del disco. Nos estamos automutilando como seres
humanos, cayendo en picado hacia nuestra propia desaparición, deshumanizando y desilusionando como
decía Maynard en Eat the Elephant, sirva esta oda al buen gusto para “mantenerse vivo, reunir cada fibra,
mitigar nuestra ruina, llámenos a las armas y el orden”. «Descending» es una montaña rusa capaz de
atravesar la melancolía con agresividad y confrontación, reflexionar y volver a la fiereza.
“Culling Voices” es disonancia cognitiva, diálogo interno, un escudo a los argumentos que puedan
cambiar nuestra percepción de las cosas. Maynard vuelve a recordarme a sus primeros pasos con APC,
apenas hay rastros de su antaño eventual contundencia, pasa de puntillas por la canción, practicamente
como por todo el álbum. Este tema está más cerca de los primeros compases del trabajo que de esas chispas mágicas que condensan la parte central, quizás necesite más tiempo de asimilación. Los primeros
cada vez van entrando mejor, «Culling Voices» quizás se ve rodeada de demasiados impactos para destacar.
Tiempo.
El disco está lleno de interludios instrumentales que sirven de puente entre todas las canciones, algunos
de hasta más de 3 minutos de duración. Muchos hablarán de relleno, pero teniendo en cuenta que sólo las
7 canciones principales sobrepasan la hora y diez minutos lo que menos necesita es adornos. Más bien
podemos asimilarlos como descansos y una forma de prepararse para la próxima descarga reseteando la
capacidad de atención, no es un disco fácil, mucho menos digestivo. Si bien es cierto que encontramos
alguno más interesante como “Chocolate Trip Trip”, que presenta un juego de baquetas y compases del
señor Carey como puerta final al tema más -Undertow- desde la época: “7empest”.
Homenaje a los TooL más crudos y directos, recuperando del baúl de los recuerdos un riff de mediados de
los 90 (y esto no es una percepción personal, lo afirmó el propio Bachellor). Un huracán de riffs y
bombos que promete ser uno de los momentos más intensos de su futuros conciertos. Jones vuelve a
salirse rompiendo la rítmica con esos punteos ahogados en armónicos en la parte final. Directo y
contundente, estas son las herramientas que queríamos volver a ver.
¿Subidón de adrenalina? ¿Discazo de época? No. ¿Decepción? Tampoco. ¿Un disco más? En el universo
TOOL ese es un concepto inexistente.
Léxico Rm
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